Cocinar con niños en casa. Consejos para que te ayuden y les guste la cocina

Cocinar con niños en casa. Consejos para que te ayuden y les guste la cocina

Cada persona es un mundo ya desde niño, y por lo tanto sus zonas de interés, su nivel de energía y su capacidad de gestión de la calma y la atención es diferente y varía mucho en cada etapa. Y no, no existe un calendario/edad para saber cómo va a evolucionar todo esto, puedes tener uno de 2 años que sube a la banqueta y corta trocitos de fruta contento y tranquilo, y otra de 7 que no consigues apenas que se mantenga dentro de la cocina.

Pero los dos van a comer toda su vida, y los dos pueden encontrar su manera de disfrutar cocinando, solo que la forma de llegar a esto es necesariamente diferente, no sirve el mismo método para todos.

Y como aprender a cocinar es importante para aprender a cuidarse y amplía mucho las posibilidades de tener una dieta saludable, introducir esto en la infancia es una estupenda manera de empezar, merece la pena intentarlo.

Los padres con niños que tienen un interés natural por la cocina pueden seguir cualquier blog con consejos muy variados y creativos, invertir en la gran cantidad de utensilios para cocinar con ellos, y evolucionar rápido adaptando espacios, tamaños y modos de cocción.

Aprender a cocinar es importante y hacerlo cuando ya tienes 40 años no es lo aconsejable. Si te ayudan de niño vas a tener un superpoder cuando seas mayor. Incluso ayudará a la madre o al padre a que su hijo coma mejor y no monte dramas cada vez que tiene un plato de comida delante de la mesa. Volveremos con esto más adelante, porque en realidad es de “3º de cocinar con niños”. Así que vamos a empezar más atrás, muchos más atrás, empezaremos por el principio, aunque parezca reduntante.

Los niños y el interés en la cocina

Si tienes un niño movido, rebelde, que necesita buscar el límite de las normas continuamente, decide hacer su propia mezcla de ingredientes, o simplemente en el momento crucial se larga a otra parte de la casa donde aprovecha para pintar las paredes o remodelar la habitación, necesitas otro tipo de consejos.

Pero con tranquilidad, no pasa nada, este tipo de niños son también muy frecuentes, te lo prometo, solo que no salen en los blogs.

Porque no, los niños no generan un interés tranquilo por la cocina cuando tu le compras el taburete o las tijeras infantiles. Si ese interés está ahí, se va a activar cuando vean esa posibilidad, pero ese interés es suyo y no nuestro, estaba ahí, no lo hemos creado nosotros con uno u otro método educativo, solo lo hemos identificado. Si tu hijo no tiene ese interés por cocinar, entonces el proceso es otro y hay que tomar otro tipo de decisiones.

Tres consejos sencillos

Hay unas pautas generales pero lo primero para cocinar con tu hijo es valorar en qué punto está, cuanto tiempo de atención dispones y cuales son sus puntos de interés. Esto es válido para todos pero imprescindible cuando hay dificultades. Y hay que preguntarse estas tres cosas continuamente y reajustarlas según vayan evolucionando.

1. ¿En qué etapa está?

Significa definir qué cosas sabe hacer (por ejemplo, coger lonchas de queso y colocarlas en pan bimbo) qué cosas está intentando hacer y está cerca de conseguir pero todavía no domina (siguiendo el mismo ejemplo, hacer ese sándwich y cortarlo utilizando moldes de galletas) y qué actividades está lejos todavía (pelar un kiwi).

Las acciones que le vas a proponer hacer deben estar entre las habilidades que ya sabe mas algunas que esté cerca de conseguir. Si encuentras o discurres recetas que encajen ahí, genial, sino haz un reparto de tareas donde tu hagas las tareas que están lejos de su zona de posibilidad y él/ella las otras, no hay problema.

2. Tiempo de atención

La primera vez no lo sabrás con exactitud pero empieza con algo corto y después, según resultado vete definiendo la longitud de las recetas. Obviamente llegar a un resultado final y probar lo que cocinasteis es un objetivo deseable, pero no es necesario conseguirlo al principio.

Con niños de tiempos de atención cortos puedes hacer recetas muy cortitas, o prepararle momentos de intervención cortos dentro de una receta más larga, donde hayas tu preparado todo previamente y la actividad juntos sea que la niña le de el toque final contigo. Por ejemplo podría ser darle el toque de pintura final con mermelada a una tarta de manzana.

3. Puntos de interés

Cosas que le gustan y nos sirven de “puerta” para introducir otra actividad. El objetivo es enlazar esa actividad que les gusta con cocinar, pero no que perfeccionen esa actividad en concreto, tendrán multitud de ocasiones para eso y el potencial diferencial de cocinar juntos no es ese.

Así que si jugamos con un interés débil hacia la cocina, no te quedes en la puerta, úsala para entrar y listo, sin pretender que escriba bien o aprenda en ese momento a manejar bien una báscula.

Si le gusta dibujar, puede dibujar los ingredientes, si le gusta escribir, puede escribir la lista directamente, si le gusta leer le puedes pedir que te vaya leyendo los pasos de una receta sencilla.

Si le gusta pesar y trasvasar ingredientes, báscula, medidores, etc. Estas tareas si se las planteas como “me ayudas a…” suelen funcionar muy bien. Ser de utilidad para algo de mayores es muy atractivo para ellos. Y no importa mucho si empieza por querer ayudarte solo en la parte de medir, y luego se va a jugar. Es un buen principio.

Si todavía no le gusta nada de esto, puede que hacer una lista e ir al súper a hacer la comprar. Algunas cadenas de supermercados tienen carritos mini para niños. Si no participa en la lista ni en la compra todavía, puede que le guste simplemente ponerse un guante de plástico en la frutería y ayudarte a escoger.

La búsqueda de un ingrediente especial por supermercados y/o tiendas especializadas puede ser una entrada sencilla y atractiva al mundo de la cocina. El caso es ir generando la secuencia: “ves, esta fruta que cogimos en el súper, con ella vamos a hacer…”

Consejos para niños que evolucionan

Y evolucionan, cada uno a su ritmo y en su nivel, pero evolucionan. Así que podrás ir también tu avanzando en el tipo de ideas y recetas que propongas.

  1. No pretender llegar al final de la receta con éxito.
  2. No preparar comidas necesarias, es decir, lo que cocinéis que sea un alimento extra, que no dependa de ello una comida o merienda, por si todo sale mal.
  3. Antes de empezar, observa y mide hasta dónde puedes llegar con él/ella ese día. Con niños muy movidos cocinar es una buena opción después de una actividad física intensa, pero no antes. Pero también valora tus fuerzas. Puede que tengas que dedicar unos meses o incluso más a generar rutinas y estimular su interés hasta que obtengas resultados y lo paséis bien cocinando. Pero los primeros pasos para ti van a ser estresantes. Cierra y da por terminada con tranquilidad en cualquier momento si te desborda, antes de que la cosa se convierta en una fuente de enfado. “Y hoy hemos practicado esta receta…hasta aquí. FIN. ¡Bravo! Otro día seguimos”
  4. Si no ves nunca el momento, el poco tiempo que tienes libre esta actividad no encaja porque en realidad es una actividad de expectativa muy alta para muchos, recuerda que fuera de casa se portan mejor. Suelen recogen los juguetes en casa de los amigos con más voluntad que en la suya, siguen una secuencia de normas mejor y suelen estar más abiertos a actividades que les requieren autocontrol y concentración.
  5. Así que si tiene padrinos, vecinos, amigos… plantéales un intercambio o ayuda. “¿Qué tal si esta tarde los cuido yo y los pongo a cocinar y tu descansas? Otro día cambiamos y te los llevas tu.” Una oferta muy tentadora para hacer con gente de confianza… Un curso pequeñito de cocina o una actividad de un par de horas en una ludoteca, también sirve como presentación. Puede que después esté mucho más dispuesto a cocinar contigo en casa, sobre todo si lo planteas como que sea el/ella quien te enseñe a ti lo que aprendió a cocinar en casa de fulanito o menganita. ¡Eso es terriblemente irresistible para muchos!
  6. Cuando los astros se alinean, tu hijo tenga un día tranquilo y tu dormiste genial y te apetece tener esa experiencia ¡adelante! Da exactamente igual si es una tarde lluviosa o no, porque la cocina está presente a diario en nuestras vidas y cualquier momento es bueno, si así te lo parece, lo importante es el clima emocional. Y puede ser un momento cualquiera, una colaboración pequeñita sin más, un punto de inicio. No dejes pasar una pequeña ocasión por pequeña, si es buen momento dejará una huella positiva para otro día.
  7. Empieza con comida frías, sin necesidad de cazuelas, fuegos ni horno. La experiencia de cocinar es igual de fantástica colocando ingredientes, decorando la comida… y para los niños preparar comida y cocinar son sinónimos.
  8. Usa alimentos sanos porque estás generando una poderosa experiencia emocional en su recuerdo. Y esos alimentos sanos les va a recordar siempre a ese tiempo que pasasteis juntos, y sus intestinos se los pedirán, cuando sea mayor y este recuerdo le reconforte enormemente. Así que si los alimentos sanos son los protagonistas entre el 50-75% de las veces que cocináis juntos, genial. Cuando puedas avanzar un poco más, podrás hacer recetas con varios pasos.
  9. Explicarle que una receta tiene una estructura y cómo seguirla es útil para que sepan qué viene después. Según la edad del niño se puede visualizar la estructura pintándola, escribiéndola, o usando números de cartón colocados junto con los ingredientes de cada paso. ¿Acaso no nos encanta a los adultos usar números en los vídeos de cocina? Pues a ellos también les gustará.
  10. Podemos empezar a ampliar la secuencia desde la compra de los ingredientes, hasta el resultado final. Probar juntos, comentar qué tal quedó, un poco de conversación “chef estrella michelín” conversación en plan super de mayores, suele gustar mucho a los niños habladores (siempre en positivo).
  11. Un regalo de mandilón o gorro de chef como premio por haber llegado a esta etapa, también es muy útil con aquellos menos habladores a los que la charla les deja indiferentes. En definitiva, valorar el avance de llegar hasta aquí.

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